domingo, 16 de diciembre de 2007

Simiente

Caminaban por el laberinto seguidos por el deseo, al tiempo se toparon con una pared infinita de arbustos. En ese instante el deseo se les adelantó.
Guiados por él, navegaron un espiral ascendente y descendente, lateralmente. El deseo aguardaba, frente a la fuente, esperó luego decidió lanzarlos al suelo y hacerlos rodar. Caídos, los dejó pasar delante de él. Ahora ellos temían no conocer el camino, no conocer la llegada, ni el destino. El deseo los acompañó, los vió mirarse, palparse, besarse con miedo en la ansiedad y el pavor. Puso palabras en sus bocas y gestos en sus labios de tranquilidad, rozó manos, cuerpos, lenguas. Enfrentó palabras, lanzó gritos, hamacó poesías. Hizo amainar el viento, los acercó al sol y los hizo verse frente a frente juntos. Los unió con cordel de ázucar, los reflejó en espejos de anhelos. Los dejó verse y desatarse a borbotones.
Dibujó puntos suspensivos con faroles para decir : luego. Guió a uno por un sendero a buscar huracanes, y el otro tomó un sendero diferente sembrando girasoles buscando praderas.
Atestó un sendero de visitantes, y lo bifurcó repetidas veces; agobiante el calor permitía el crecimiento de flores gigantes.
El otro sendero quedó solitario y árido, sin cruces visibles. Donde las mariposas aleteaban a miles volando a color, contrastando con el suelo gris y seco.
Caminaron, durmieron y transitaron sus senderos cuarenta años.
Sientieron que su acompañante los había abandonado, sabían de la existencia del otro sendero, y en muchas ocasiones decidieron buscarlo. No fue difícil, la búsqueda misma les otorgó placer. Llagas en los pies aparecieron en uno, boca reseca en otro. Un día cruzó la criatura de alas el sendero de las mariposas y fue confundida con una de ellas, atrapada en un cuaderno con las alas disecadas. Cuando el ser de viento asomó entre los pétalos del sendero florido fue confundido con el diluvio repudiado.
Muchos años deliberaron, sobre la roca ella y frente al río él, sobre el deseo del deseo, sobre los motivos. No logró él nadar en el afluente ni ella refugiarse en la sombra fresca de la roca. Siguieron sus caminos, ansiosos.
Un mes, el viento sopló refrescante al tiempo que la lluvia trajo brotes de margaritas. Ambos estaban buscando el sendero del otro. Ella vió arena traída a sus ojos y él arrancó un matorral que le impedía el paso.
Al mes siguiente sobre el horizonte del sendero árido él percibió que el camino se desviaba, y corrió. Notaba el desvío pero durante trece meses no comprendió que el camino se detenía con cada paso desesperado. No cesó. Cuando se detuvo frente a un pétalo caído, el sostén de sus pies se fugó detrás suyo. Una estampida de kilómetros lo atravesaba, y montañas de flora silvestre, ríos de algas y mares de coral pasaron a través suyo, invadiéndolo en instantes. El sendero se detuvo sembrado de peonias, y puedo caminar.
Cuando el baobab dejó de treparla y las hormigas se escabulleron en sus pies, ella caminó hacia el sendero claro y diáfano. Por primera vez, se agachó y recogió una flor para olerla, ya no les temía. Al alzar su vista, lo divisó.

3 comentarios:

Bluebird dijo...

"Lover, there will be another one
Who'll hover over you beneath the sun
Tomorrow
See the things that never come
Today
When you see me fly away without you
Shadow on the things you know
Feathers fall around you
And show you the way to go
It's over, it's over.

Nestled in your wings my little one
This special morning brings another sun
Tomorrow
See the things that never come
Today
When you see me fly away without you
Shadow on the things you know
Feathers fall around you
And show you the way to go
It's over, it's over. "

N.Y.

Psykhé dijo...

-

El calor nos pone fastidiosos
y el deseo de pasto y flores
me refresca el alma.. el deseo.
Un salud muy grande
y un gusto haber leido-

=)

Orvuá! dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.