martes, 11 de septiembre de 2007

Existe la tendencia vulgar de aquellos que creen dominar el arte de la oratoria, a la soberbia.
Una explicación podría basarse en la gran tentación que produce el disminuir al otro para verse gozando de una posición de superioridad.
Por otra parte existe la posibilidad de que realmente ésa persona goce de ciertas cualidades que él supone lo convierten en superior, o que "varios", "muchos" supongan que la posesión de ésas cualidades lo consideren superior.
En sí aquellos que critican al soberbio no saben lo que sufre. Si uno ensalza su belleza, siempre habrá un modelo más lindo. Si uno alaba su inteligencia, siempre existirá un científico que multiplique su caudal de saberes. Si ama su simpatía nunca será lo suficiente gracioso en comparación a Groucho Marx...
A menos claro que sea soberbio y ciego y sordo (no existe el soberbio mudo, el mudo es el falso modesto)

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