domingo, 26 de junio de 2011

Cien gotas contra el tinglado
y aún no sé si llamarte.
La destrucción del mundo en ochenta segundos,
la gloria y el arrepentimiento.
Las preguntas se amontonan
las metáforas estúpidas también,
algunas explicaciones,
y los tic tic tic de un teclado que quiere retirarse.
Irse.
Escapar.
No tenés más que pedirlo,
y otra vez la vuelta,
el huevo de la explicación, que sabe que es innecesaria,
el dinero ya está,
todos queremos que te vayas,
pega la vuelta al mundo,
al otro lado del espejo,
yo mirando las gotas,
los relojes son inútiles- pienso.

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